Bombilla incandescente:
La luz se produce al calentar un filamento, que produce energía en forma de luz, un 5 % y calor 95 % simultáneamente. Con lo cual se desaprovecha prácticamente toda la energía en forma de calor. Además, este tipo de luminarias tienen muy poca vida útil. El tipo de luz que aportan es de tono amarillento o cálido y el cual, a su vez, entristece el ambiente.
Bombillas halógenas o dicroicas:
También conocidas como ojos de buey o dicroicas, son pequeños focos de mucha potencia y su rendimiento es ligeramente mejor a las incandescentes. Su vida útil es un poco superior a las incandescentes al igual que su precio. Al igual que las incandescentes dan la luz máxima desde el primer momento y su tonalidad es ligeramente amarillenta. Las lamparas modernas de este tipo, consumen hasta un 40 % menos dando la misma cantidad de luz.
Bombilla Fluorescente:
Es una tecnología bastante eficiente, debido a la combinación de gases y sales que emiten luz cuando circula una corriente por el mismo. Consumen hasta un 75% menos que una bombilla incandescente aportando la misma luz. La vida de un tubo fluorescente puede variar según el tipo de tubo y de donde este montado, pero suelen durar entre 6 y 20 veces más que una lampara incandescente.
Tardan un tiempo en dar el máximo de la potencia lumínica y el encendido y apagado repetido puede afectar negativamente, un uso eficiente sería ponerlo en un lugar donde tenga que estar encendido mucho tiempo ininterrumpido. Existen tubos con distintas tonalidades de luz cálida y de luz fría.
Bombilla LED:
Lo último en iluminación. Una bombilla led aporta más brillo que una incandescente y la luz no se concentra en un solo punto, se reparten al estar compuestos por muchos diodos leds en su interior.
Este tipo de bombilla te ahorra un 85% de consumo de energía eléctrica en comparación con las demás. Tiene un tiempo de vida de 10 a 15 años, hoy en día tiene un costo muy aceptable en comparación al beneficio que aporta y su luz es muy agradable.